“El populismo se combate dando más poder al pueblo”

Investigador social en Princeton; miembro del grupo de asesores del G-20

Tengo 56 años: busco tiempo para investigar ideas y para ser útil explicándolas. he investigado en el CNRS de París. Las élites mundiales que asesoramos ya no quieren crecimiento sin igualdad. Hemos presentado ‘A manifesto for social progress’ en el Palau Macaya La Caixa

Marc Fleurbaeyinvestigador social en Princeton; miembro del grupo de asesores del G-20

Si miramos las cifras, nunca el mundo estuvo mejor, pero la gente vota como si fuera a peor.

En efecto, las estadísticas atestiguan un progreso innegable en todo el planeta y también que la mayoría de los países desarrollados –no soy un especialista en España– han recuperado su nivel económico de antes de la recesión.

¿Entonces por qué radicalizan su voto?

Porque la concentración de poder y dinero en muy pocas manos y lugares ha sido enorme esta década y ha dejado a millones de ciudadanos sin la profesión que les daba identidad y reconocimiento social. Tienen la sensación de que no controlan sus vidas.

¿Antes las controlaban más que ahora?

Antes los centros de poder económico estaban más próximos y la mayoría de los empleados sabían quién era el dueño de su empresa y dónde vivía. Y no solía vivir lejos. Hoy la mayoría tenemos amos desconocidos en ciudades lejanas. Y la mayoría jamás los conocerán.

Si es que tienen empleo fijo algún día.

De eso hablo. Si cambias cada dos o tres años de empleo o tienes varios a la vez y todos precarios, sientes que has perdido control sobre tu vida. Antes la comunidad te reconocía por el empleo de toda tu vida, y hoy, no. Pierdes reconocimiento y autoestima. Y eso no se explica mirando sólo las cifras de sueldos y las rentas.

¿Por qué?

Porque en la mayoría de los países desarrollados las mayorías no han visto reducidos los ingresos, pero sí han perdido conexión con la comunidad mientras que desaparecen profesiones y otras se degradan por la disrupción tecnológica.

El Nobel Angus Deaton ha investigado el aumento de suicidios en la clase media baja.

Forma parte de esa incapacidad de adaptarse a la disrupción tecnológica.

Si tu trabajo de antes ya lo hace un robot...

Tu autoestima no se reemplaza trabajando para plataformas de la economia gig como Amazon, Uber, Deliveroo, Airbnb...

¿No son empleos también?

Todas esas empresas digitales emplean de forma discontinua por horas cuando les conviene. Tal vez logres el mismo sueldo trabajando más horas en peores condiciones, pero has perdido tu identidad y reconocimiento profesional.

Pues parece que son el futuro.

Pero no debemos aceptar que nos vendan esa precarización como libertad. Sólo es libertad para esos monopolios tecnológicos que subemplean. Para el resto es degradación del empleo y pérdida de derechos y reconocimiento social.

¿Entonces por qué esos empleados degradados no votan para regular esa economía?

Los millones de votantes radicalizados no están locos. Sólo tienen la sensación de que esas élites que se han hecho billonarias con la disrupción tecnológica no cuentan con ellos. Y votan para remediarlo.

Pero los populistas también les engañan.

Los populistas les prometen devolverles el poder, la soberanía nacional o como le llamen, que les ha sido usurpado por las élites cosmopolitas y apátridas. Devolvérselo a la gente como ellos.

De entrada, se lo quedan los populistas.

Están engañado a sus votantes: cierto. Pero, en principio y al menos, representan un cambio.

¿Cómo desenmascarar al populismo?

Dando poder de verdad a la gente sin engañarla como los populistas. Si la democracia está en peligro no es porque haya demasiada, sino porque hay demasiado poca.

¿Qué propone usted?

La democracia se salva con más democracia. El populismo se derrota dando más poder a la gente: haciendo participar a todos en las instituciones que hoy se ven ajenas y lejanas. Los ciudadanos creen haber perdido el control y deben notar que se les devuelve de verdad.

Estaremos muy ocupados trabajando en varias plataformas de la economía gig.

Por eso, otra medida antipopulista es una renta universal, que ahora ya es una necesidad.

¿Un sueldo para todos sin trabajar?

Exacto. Pero antes de los impuestos. Los que ya trabajamos lo deduciríamos al declarar, y el gasto público no sería tan superior al que ya se dedica ahora a pensiones. Así daríamos poder a los empleados precarios para negociar.

¿Y quién paga todo eso? ¿Podemos?

Hoy ya generamos recursos suficientes si se reforma y simplifica el modelo tributario. Pero es que además, los robots y las plataformas tecnológicas tienen que pagar también impuestos como si fueran trabajadores.

Suena más deseable que probable.

No crea que es disparatado. Formo parte del consejo asesor del G-20 y en él no suelen abundar los soñadores. Es el poder mundial.

Por eso, no sé si los veo en esa tarea.

Pues yo sí estoy sorprendido del cambio de las élites globales: los gobernantes más influyentes quieren reducir la desigualdad con mecanismos de redistribución de poder y dinero.

De momento, yo diría que no lo parece.

Han superado el consenso de Washington y ya no dicen: “Primero crecer; después distribuir”. Hoy el nuevo consenso mundial es que la cohesión social es parte del crecimiento sostenible.

Pues eso, si es cierto, es noticia.

Por eso le decía que no estamos tan lejos de hacer pagar impuestos a los robots y regular los monopolios digitales para poder financiar la renta universal. Los líderes mundiales más influyentes del G-20 están en esa línea. Vamos a ver cambios.

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